jueves, 14 de marzo de 2013

Y el sol volvía a caer por la ventana que daba en mi nuca.. y yo cerraba los ojos fuertes mientras me daba vuelta en la cama preguntándome el por qué seguía pensando mientras miraba un punto fijo.
Si ya no quería pensar, ya no quería sentir nada.
 Apreté mi cara contra la almohada, yo ya acomodada de coté, empece a fijarme en los detalles de la habitación y ahí lo vi.. un cuaderno que guardaba más de una palabra sin decir a quien correspondía.
Meses anteriores habría escrito de amor, a un amor casi inalcanzable de lo fuerte que era.
Pensé en echarle una mirada, tal vez tendría más de una respuesta para mis dudas.
Me encontré cayendo sobre sus hojas. Mis ojos recorrían las letras y los renglones.. no podía creer que había vivido un amor de ese porte.
Seguí releyendome.. y de repente paré.
Lo curioso fue que nunca lo encontré a él.
Entonces miré otra vez por la ventana, sentada ahora en la otra esquina de la habitación.
La cama desacomodada, el insomnio sin respuestas, y ese cuaderno que todo lo guardaba que me susurraba que el nunca había estado, que él nunca fue.
Busqué entre mis cosas, algo más había de haber.. no, ni una foto.
Entonces me preguntaba que era lo que tanto me daba vueltas en la cabeza, qué era lo que yo realmente extrañaba.
Dado por hecho que ese ser había sido de mi invento, no existía tal caballero, ni siquiera su armadura.
Vacilé por unos segundos con mi psiquis y pensé en crear otro personaje que borrara la imagen del anterior. Ya que era todo creación mía suponía que no iba a ser difícil encontrar nueva inspiración..
Miré otra vez por la ventana, y allá lo vi.. estaba en un balcón.
Sería entonces tan irreal como al que le había escrito cada título, cada canción.
Traería a mis días entonces un poco más de color.