miércoles, 17 de febrero de 2010

con la vida en un espejo

Qué lástima que producen sus caras.
Qué lástima el saber que no miran más allá de sus pies y no tienen la valentía de encontrar esas pequeñas cosas en la vida que hace que uno todos los días tenga algo porque sonreir.
Suelo sentir gusto a poco en las manos ajenas sobre mi mano, esa falta de no apretar y decidirse a arrancar. Hoy ya no le temo a eso.
En cada rincón de mi ser hoy encuentro una sonrisa.
Después de toparme con la vida en un espejo entendí que puedo encontrar algo mejor que un vacío donde lo hay, que no hacen falta parches, que solito se cura, que cuando enfocas en transformar toda la energía negativa en un sol cada día aprendés a brillar, que es ahí cuando realmente te encontrás.
Mienten los ojos cuando impiden mostrar su mueca juguetona; esconden los rincones del alma el más rico sabor.
Podés ser, podés crecer, solo sin ayuda de nadie compartiendo con todos a la vez.
Estando bien acompañado y dejándose aprender que no todo lo sabemos y que al ser más de unos es más lindo mirarse al revés.