miércoles, 27 de junio de 2012

Otra madrugada me sorprendió pensando en cómo hacer para bajar las luces del cuadro que contemplo hace tiempo y ese sin fin de barreras que hay que poner para controlar la ansiedad. El destino me juega una pasada difícil esta vez, creo llegar a poder jugarla, no sé bien que cartas usar ya a esta altura, sin embargo estoy inmersa en sensaciones tan suaves en mí que no puedo salir. Temo seguir, odiaría otra vez frenar las vueltas de la vida, dejar ser, me repito una y otra vez, simplemente dejar ser. Imposible relajar estas alas, la mueca se encuentra cansada de ser tanta sonrisa negando mostrar su comisura. Ignoro entonces mis deseos más fuertes de querer gritarle al aire, siendo yo una mujer de tantas emociones expresadas, esta vez, mejor parar y silenciar su voz interna que tan apresurada está por avanzar a toda costa. Control, maldito control que me ata estos ratos de indecisión para seguir, que la incertidumbre me carcome, que el mañana se cola despacito por las ventanas y juego a no mirar los rayos de luz que se van colando de a poco y reflejando en el prisma los colores de los cuerpos.