lunes, 14 de marzo de 2011

revueltos

Revolviendo en huecos tapados por un poco de polvo elegido por el desorden de la habitación, encontré recuerdos escondidos por mi sonrisa para no parar de sonreír, para crecer un rato, para volver a ser.
Topándome con ellos reacciono con las mejillas, que no queriendo humedecerse sienten ese temblor de mentón que proclaman cercanas lagrimas por caer.
No queriendo soñar, aún cerrando los ojos, me siento rara.
Tal vez, demasiado atolondradamente tranquila.
Queriendo vivir lo que vivo, por volver a mis raíces pero sumándole un par de soles nuevos que colaborarían con mis ganas de ser en un lugar que paso a ser mio también.
Mi nuevo mundo. hoy lleno de cambios, de paredes, de encontronazos con los días, con las formas de pisar el suelo cada vez que mis pies lo rozan.
Silencio, otra vez silencio.
Sigo guardándome las ganas de no explotar para no hacer ruido por las madrugadas, para que las manos no se preocupen por taparme las ventanas con cortinas que impidan que los aires me rocen y quemen mi piel, creo que no es necesario regresar.
Obligo a mis ganas no querer encontrarte, prohíbo a mis deseos de desesperación aparecer de golpe y sin previo aviso.
Vacío por cargarse con algo que realmente espero, sin buscarlo.
Solo esperando que sea la hora de no desesperar.