domingo, 4 de marzo de 2012

Esta mañana llego para ser de domingo.

Sus tiempos no iban a tiempo, las agujas iban de revés, se unían cuando se tocaban y hacian sonar un punteo diferente a los demás. Era irónico que estén lejos estando tan cerca, era imposible de explicar como los momentos se hacian eternos mientras la inmortalidad era un juego no prestado en esta historia. Miradas que se buscaban entre la gente en ciudades diferentes pero que con una sonrisa se hacian encontrar.
Se sentía como giraba todo al rededor y los cuerpos sin importar acomodados suavemente en la nada esperaban el tiempo que deje de ser magia ese segundo de las agujas para volver al lugar. Era una escapada de la vida, era un respiro de corridas, eran deshoras, era la contramano misma.
No sabía bien a donde me encontraba, creo que todavía no lo podría explicar, estaba viviendo sin pensar, estaba relajada dejando el agua pasar.
Se sentía bien, se sentía seguro.
Había atrás una verdad que no queria escuchar, habia una luz que jugaba a hacer sombras de vez en cuando cuando algo se cruzaba por delante, sin embargo, era divertido jugar a hacerse la sorda y a las escondidas fingiendo no tener miedo de que la sombra llegue para quedarse.
Al sol mi frente bien alto, a los adoquines, mis pasos fuertes pisando su piel.
A mi mano, extrañar ansiar llegar a el. A mis ojos, olvidar querer encontrar su sonrisa. A mis días, un poco de aire nuevo.

A renacer, a volver a ser.

Estoy lista para emprender viaje, esta vez toca por hacer las cosas bien.