jueves, 7 de octubre de 2010

laguna

A veces, dejar que el viento fuerte que sopla en contra de uno te tajeé las alas y sentirte caer en el medio del desconsuelo y la furia sin que nadie te agarre abajo se siente difícil de asimilar.
Saber que por obligación esa fuerza negativa te atrapó, te enrolló y te tiro abajo, vas a caer.
Sin embargo mi cabeza patina en el hielo de una laguna que alguna vez nació en mis pensamientos,
resbala y se entera que renacer es entregarse al destino, que morir mueren los recuerdos que por algo se taparon con polvo.
Lluvia y se hacen barro, hay que lavar adentro para que los sueños que vienen y nacen sean fuertes y no se manchen con viejas cicatrices.
La vida es renacer, la vida es todo el tiempo crecer.
En secreto siempre seré una niña, al sol seré una flor llena de primavera y de noche alguna lechuza lista para disfrutar su día.
No hay miedos, no hay seres de sombras que me maten.
Los fantasmas se escaparon por la ventana cuando le di aire a la pieza densa como atrapa sueño.
No corro a encontrármelos, ya no.
Ya sé, ya supe, hoy veo, siento, y no es lo mismo, no estoy ciega a los silencios y los rincones que perturban en la ciudad.
Aire fresco, libre, levanta.
Música, reflexión, vida, ojos, manera.
Voces que el alma se encarga de hacer charlar, noche y el reloj que corre al cansancio.
Inundada por misterio, lista para conocer, la luz de la fogata empieza a encender.