jueves, 2 de agosto de 2012

El frío calentó los corazones y con una voz que, con verguenza pero sin calma, tuvo que soltar todo aquello que guardaba y sus labios no se animaban a pronunciar, el cielo hizo brillar más de una estrella en ese amanecer tan oscuro de invierno. Ya no habia nada que perder, todo estaba en juego otra vez, de vuelta a sus días y los dados de la vida que se reian por lo bajo se divirtieron al ver tanta risa sin prisa, tanta canción con emoción. Había paz.